sábado, 19 de enero de 2013

Hacia la dictadura

Hemos llegado a un consenso: parece que todos los españoles estemos de acuerdo en que el origen de nuestros problemas son los políticos.

Se oye en la calle, en los bares, por todas partes. Los medios de comunicación bombardean continuamente con noticias de políticos corruptos, escándalo tras escándalo.

No les falta razón. El comportamiento de muchos de nuestros políticos demuestra que no están precisamente al servicio de los ciudadanos. No podemos estar orgullosos de aquellos que hemos elegido.

Pero resulta extraño tal consenso en nuestros medios de comunicación, tan cargados de intereses. ¿Por qué  este súbito acuerdo en denunciar el que, ciertamente, es un gravísimo problema?

La respuesta, como de costumbre, hay que buscarla en aquello de lo que no se habla. Si se está ofreciendo al pueblo el sacrificio de lo poco que pueda quedar de buena imagen de los políticos, hay seguramente algo mucho más grave que no se quiere enfocar.

Y de lo que no ser habla, nada o casi nada, es del origen financiero de esta crisis del sistema capitalista. Desde Lehman-Brothers, pasando por Bankia o Banesto, las cajas alemanas o la City de Londres, los grandes culpables de la crisis están consiguiendo desviar la atención hacia sus títeres, tontos útiles a los que después nombrarán consejeros en pago de su vergonzoso servilismo.

Esto no es casualidad. Los medios de comunicación son un oligopolio que en buena medida es propiedad de instituciones financieras.  Escaso margen queda, si alguno, para el periodismo libre, honesto e informativo que necesitamos los ciudadanos.

Estando ciegos ante el verdadero problema, dirigiremos nuestra ira hacia el palo, sin percatarnos de la mano del amo que hay detrás. Y el desprecio por la política irá abriendo camino a una dictadura fascista que será muy del agrado de los bancos y terrible para los ciudadanos. Lamentablemente, no es la primera vez que algo así ha ocurrido.

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